El día amanecía con un cielo celeste y totalmente despejado. Sobre Jabalcuza se mostraba ya el astro rey cuando los hermanos verdes acudían a la Iglesia parroquial de San Sebastián y la Inmaculada Concepción para el solemne Vía+Crucis del Santísimo Cristo de la Vera+Cruz. Éste comenzaba a las diez en punto en el dintel del templo con unas palabras de nuestro párroco y director espiritual Rvdo. P. D. Reinaldo Aguilera Aguilera. Por el recorrido de costumbre se fueron sucediendo las catorce estaciones hasta llegar la portentosa imagen de nuestro Sagrado Titular a la Casa-Hermandad. Una vez allí se sucedieron las oraciones, saetas y un multitudinario besapiés.
Ya a las doce del mediodía, tenía lugar la Guardia de Honor al Santísimo Cristo por escuadras de gastadores del Tercio “Don Juan de Austria” III de la Legión con sede en Viator (Almería). Afuera, en la calle, la afluencia era máxima, formándose una larga cola que llegaba hasta bien entrada la calle Mezquita. La Guardia fue interrumpida a las dos de la tarde para luego continuar desde las cuatro hasta las cinco y media.
Desde primera hora de la tarde numeroso público se agolpaba en la plaza de San Sebastián y sus aledaños para ver llegar en pasacalles a las bandas participantes en el desfile procesional, hecho que tendría lugar a partir de las seis de la tarde. Una vez llevado a cabo el acto de homenaje a los caídos en la plaza de la Legión Española, la tropa venida desde el Tercio “Duque de Alba” II de la Legión con sede en Ceuta, se dirigía hasta la Casa-Hermandad para realizar el solemne traslado del Santísimo Cristo de la Vera+Cruz hasta la Iglesia parroquial donde le esperaba su trono procesional. A la Legión le había antecedido en el pasacalles las dos bandas que participarían también por la noche, como fueron la Agrupación músico-cultural de la Santa Vera+Cruz de Alhaurín el Grande y la Agrupación musical del Stmo. Cristo de la Buena Muerte de Paterna de la Rivera (Cádiz).
Con una ingente cantidad de personas (alrededor de 100.000) se realizó el solemne traslado y entronización de nuestro Sagrado Titular, no sin antes llevarse a cabo el toque de oración a su llegada a la plaza de la Concepción y ante la fachada de nuestro templo parroquial.
Y llegó el momento más esperado del año. Eran las diez y media de la noche y tras la oración de rigor, las puertas de nuestra parroquia se abrían de par en par para que procesionase la cofradía más antigua de Alhaurín de la Torre. La misma fue iniciando el cortejo de forma dinámica pero sin prisas, en una noche estrellada y con buena temperatura. Minutos después salía el Santísimo Cristo de la Vera+Cruz sobre un monte de claveles, rosas y bouvardias todas en color rojo, además de espinos y la tradicional pita. A las once y media de la noche salía a las calles la Reina de Alhaurín, Nuestra Señora de la Soledad, que este año brillaba más que el mismo sol con dos radiantes estrenos: el bordado de las bambalinas laterales exteriores del palio, obra del taller de Felicitación Gaviero (Málaga) y la candelería de 76 piezas y 6 anforitas delanteras, obra del taller de orfebrería de Antonio Santos Campanario (Sevilla), la cual ha sido donada por otros tantos devotos de la Madre de los alhaurinos. Al esplendor de la Virgen de la Soledad y de sus estrenos se sumaba el exquisito exorno floral que lucía, compuesto a base de rosas vendela, calas holandesas, bouvardias y rosas pitiminí, todas en color blanco roto. La Santísima Virgen era escoltada por un piquete del Ejército del Aire y tras sus pasos le seguía poniéndole sones a su caminar la Banda municipal de música de Alhaurín de la Torre. Espléndido fue el desfile procesional por las calles del pueblo, el cual le rendía honores a las imágenes de su devoción, destacando el impresionante paso que llevaron ambos tronos en cada momento de la noche, contándose en cada uno con más hombres y mujeres de trono que nunca, y destacando un lleno absoluto en el submarino de la Virgen de la Soledad denominado “Bajo la Reina de Alhaurín”. Pasadas las tres y media de la madrugada se producía el encierro entre caras de satisfacción y alegría de los hermanos verdes que recogieron los frutos de un año de arduo trabajo.
En las calles sólo quedaba el olor al romero que las había alfombrado y que fue recolectado por un grupo numeroso de hermanos en la mañana del Jueves Santo en los montes cercanos de nuestra localidad.
Y al tercer día resucitó… y así culminaba la Semana Santa de nuestro pueblo, con la procesión del Santísimo Cristo Resucitado, la cual se tuvo que volver a la altura de la ida por la plaza de San Sebastián debido a un inoportuno chaparrón. No obstante, la vuelta a la parroquia fue relajada ya que el cielo abrió y comenzó a lucir el sol, poniéndose así punto y final a una procesión organizada por las tres únicas cofradías alhaurinas, siendo éste el broche de oro de la Semana Santa de Alhaurín de la Torre.